12085_10200188982034316_153732808_nDesde la fundación de la Compañía, el 5 de Agosto de 1954, hasta su incorporación al servicio, se han suscitado una serie de hechos que bien valen la pena relatarlos. La mayor parte de sus integrantes nunca habían sido bomberos, y fue necesario utilizar, aquellos que habían sido voluntarios en otras Compañías, afín de adiestrara los novatos. No olvidaré los ejercicios que efectuábamos de civil en la Avenida Campos de Sport con José Domingo Cañas, a las órdenes de nuestro primer Capitán Alberto Jodorkovsky. Un día llegaron los primero uniformes. Estos consistían en unas viejas casacas de cuero que habían sido dadas de baja en elEjército y procedían de San Bernardo.

 Corría el mes de Diciembre de 1954. Un nutrido grupo de jóvenes, y otros ya no tan jóvenes, se sentían ansiosos de ser bomberos, y mas que nada poder entrar en acción. Llegó el día tan ansiado, y en sesión extraordinaria del Honorable Directorio del 15 de Diciembre de 1954, se acordó que la Comandancia tomara exámenes a los voluntarios de la Compañía en formación, con el fin de comprobar si éstos estaban capacitados para trabajar en incendios. La Quinta saltó con éxito esta primera valla, y es así que el Honorable Directorio en sesión del 12 de Enero de 1955 ratificó la orden emanada por la Comandancia para que el personal de esta Compañía asista a los incendios y actos del servicio del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa a contar del 1 de Enero de 1955.

154428_10200187100627282_84893215_nPero todavía faltaba un paso, el más importante, el reconocimiento oficial de la Compañía. Los archivos del Cuerpo, en su acta de sesión del Honorable Directorio en el cual la Quinta fue aceptada en el seno del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, dicen lo siguiente:

Reunión extraordinaria del Directorio de fecha 17 de Marzo de 1955 a las 22.15 horas, presidida por el Superintendente Don Rafael Vives, se acordó por unanimidad, reconocer definitivamente y en plenitud de obligaciones y derechos a esta nueva unidad del Cuerpo, a la cual se le asigna el número “5” entre las Compañías que lo forman. Se deja constancia que será indispensable el fuel cumplimiento por parte de esa Compañía, el total de los requisitos exigidos para su formación.

 Se determinó de igual modo que la 5ª Compañía deberá tener a más tardar el 1 de Septiembre de dicho año, el total de sus voluntarios con uniforme de parada completo. Entusiastas aplausos celebraron la incorporación de esta nueva Compañía y el evidente progreso que significa para el Cuerpo.

Terminado ello, hicieron uso de la palabra los señores Directores  de las Compañías, felicitando el entusiasmo y esfuerzo gestado      por los componente de la Quinta con la realización de su ideal  bomberil. El Director Honorario Don Domingo Morales se sumó  a lo expresado por los señores Directores, y en elocuentes frases  puso de relieve la satisfacción de presencia el engrandecimiento  del Cuerpo.

El Vice-Superintendente Señor Enrique Guerra, manifestó ser portador del Directorio Honorario y fundador del Cuerpo Don Alberto Ried Silva, quien le había expresado la enorme alegría con que veía el paso ascendente de la institución y la incorporación de esta nueva Compañía, que venia a ponerse al servicio de la Comuna, y aumentar con sus fuerzas nuestras filas en el sostenimiento de un principio de protección, lucha y abnegación.

 14515_10200188059291248_1664586731_nSiendo las 22.45 horas se levantó la sesión.

 El Domingo 17 de Abril de 1955, se efectuó un acto solemne en el patio del cuartel de la Primera, en la que oficialmente la Quinta se incorpora al Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, y cada uno de sus voluntarios reciben sus placas rompefilas.

 Así fue como se gestó la Bomba Israel, la que años más tarde formó la primera Brigada Juvenil del país, semillero de nuestros futuros voluntarios, y cuyo objeto más que nada es establecer una tradición bomberil en nuestra institución.